Los Carabineri Reali en la Campaña de España (1936 -1939)
UNIONE NAZIONALE UFFICIALI in CONGEDO d’ITALIA ( Union Nacional Oficiales Retirados de Italia ) - Sección Extranjera en ESPAÑA
C/le Sta. Bárbara nr. 1/3- 38683 Los Gigantes ( S/C de Tenerife ) ESPAÑA - Tel. +34 6423 83010 - Email info@unuci.es - NIF G10574366
En
octubre
de
1936,
tras
el
comienzo
de
la
Guerra
Civil
Española,
el
gobierno
de
Mussolini
encargó
al
General
Mario
Roatta,
Jefe
del
SIM
(Servicios
de
Información
Militar)
que
creara
un
contingente
militar
de
voluntarios.
Roatta
contó
con
la
inestimable
colaboración
del
Coronel
de
los
Carabinieri
Reali
Giuseppe
Pièche
1
,
a
la
sazón
encargado
de
la
subordinada
Sección
III
de
"contraespionaje".
La
misión
consistía
en
coordinar
las
ayudas
a
enviar
a
España
a
favor
de
la
facción
nacionalista
insurgente,
debiendo
formar,
de
incógnito,
un
contingente
de
Tropas
Voluntarias
que
sería
inicialmente
absorbido
por
la
Legión
Extranjera
del
ejército
franquista.
Este
ficticio
alistamiento
en
el
Tercio
Extranjero
habría
eludido
los
controles
previstos
por
el
"pacto
de
no
intervención",
suscrito
por
nada
menos
que
27
naciones,
evitando
así
la
atribución
de
una participación directa y oficial en el conflicto español.
El
primer
contingente
de
Carabineri
Reali,
que
no
superó
las
350
unidades
(llegó
a
500
tras
la
desastrosa
batalla
de
Guadalajara
2
),
se
organizó
en
tres
Secciones
diferentes
y
una
Compañía,
esta
última
a
su
vez
dividida
en
Secciones
para
responder
mejor
a
las
necesidades
de
movilidad
de
las
unidades
del
Corpo
Truppe
Volontarie,
que
mientras
tanto
había
logrado
su
propia
autonomía
de
mando
y
acción.
Los
Carabinieri
Reali
vestían
en
un
principio
un
uniforme
caqui
español
sobre
el
que
destacaban
las
insignias
del
collar
(alamari)
plateadas
y
bordeadas
de
rojo,
que
indicaban
claramente
el
Cuerpo
al
que
pertenecían
3
.
La
población
española
confundió
inicialmente
a
los
Carabinieri
italianos
con
los
guardias
aduaneros
españoles
llamados
"Carabineros",
que
se
mantuvieron
fieles
al
anuncio
contrario
de
los
republicanos,
mientras
que
la
Guardia
Civil,
muy
similar
en
organización
y
funciones
a
la
italiana
Arma
dei
Carabinieri
4
, se alineó casi en su totalidad con del lado de los insurgentes nacionalistas.
De
hecho,
las
dos
Beneméritas
compartían
el
mismo
sentido
de
la
disciplina
y
la
lealtad
y
además
contaban
con
una
amplia
presencia
en
la
zona
que
les
permitía
integrarse
plenamente
a
la
población
con
la
que
compartían
día
a
día
la
vida
social
y
económica.
Esta
semejanza
de
tareas
institucionales
generó
una
gran
confianza
entre
los
Carabinieri
Reali
y
la
Guardia
Civil,
que
siempre
se
mostraron
atentas
a
acoger
a
los
compañeros
italianos
en
sus
cuarteles,
correspondientes
a
las
"
Stazioni
dell’Arma
"
en
Italia.
En
la
retaguardia
no
era
raro
observar
como
en
muchas
ocasiones
la
Guardia
Civil
recibía
órdenes
directamente
de
las
Secciones
de
los
CC.RR.
instalados
en
las
Divisiones
de
la
CTV,
cooperando
"codo
con
codo"
en
los
delicados
y
fatigosos "
Servicios del Instituto
".
ILas
tareas
principales
de
los
Carabinieri
Reali,
además
de
las
de
la
Policía
Militar,
eran
escoltar
los
convoyes
de
material
para
la
CTV
por
las
malas
vías
del
tren
y
por
las
accidentadas
carreteras
del
vasto
territorio
español.
La
red
de
carreteras
en
España
era
muy
mala
y
en
las
escasas
vías
arteriales
debían
circular
con
rapidez
tanto
los
vehículos
de
la
Sanidad
Militar,
para
el
transporte
urgente
de
los
numerosos
heridos,
como
las
columnas
militares
para
el
transporte
de
tropas
y
material
bélico.
Por
lo
tanto,
la
tarea
de
seguridad
vial
asignada
al
Arma
dei
Carabinieri
Reali
se
convirtió
en
una
de
las
más
importantes,
especialmente
durante
las
batallas,
donde
el
frenesí
y
la
falta
de
comunicación
a
veces
ponían
en
tela
de
juicio
el
resultado
mismo
de
las
maniobras.
Cuando
la
artillería
y
la
aviación
republicanas
apuntaban
a
las
tropas
italianas,
el
nerviosismo
y
el
pánico
podían
jugarles
una
mala
pasada:
acelerar,
con
la
esperanza
de
que
la
velocidad
esquivara
algunas
granadas,
condujo
en
cambio
a
obtener
el
efecto
contrario.
Bajo
los
bombardeos
era
habitual
ver
a
los
Carabinieri
Reali
que,
con
su
firme
determinación,
realizaban
impertérritos
controles
y
barreras
en
los
cruces
de
caminos
para
señalar
peligro
o
indicar
desvíos
de
huida.
Se
dice
que
a
veces
el
colega
que
iba
a
hacer
sus
necesidades
encontraba
a
su
compañero
herido
de
muerte
por
las
astillas
de
las
granadas
en
el
acto.
El
periodista
Luigi
Barzini,
corresponsal
de
guerra
en
1938,
contaba:
"
En
lugares
solitarios,
cerca
del
frente
donde
uno
nunca
estaba
seguro
de
haber
tomado
el
camino
correcto
y
no
haber
llegado
a
territorio
enemigo,
la
vista
de
un
Carabinieri
en
guardia,
quieto
y
solo,
fue
un
gran
consuelo.”
"el
Carabinieri
es
protección,
asistencia,
orden,
consejo,
ejemplo,
casi
siempre
solo,
suficiente
e
indispensable".
"En
las
trincheras,
en
los
accesos
a
las
posiciones,
a
los
mandos,
a
lo
largo
de
los
caminos,
hasta
las
bases,
en
todas
partes,
había
una
escasa
puntuación
de
Carabinieri
inmóviles
y
listos,
colocados
para
interceptar
o
facilitar
el
paso".
“La
especialidad
de
los
Carabinieri
es
nunca
mostrarse
sorprendido
por
nada.
Si el mundo colapsara, continuaría disciplinando el pánico de la humanidad"
.
No
dejaron
de
contarse
los
hechos
de
heroísmo,
ni
tampoco
los
caídos
y
heridos
que
fueron
9
muertos
y
33
enfermos
para
los
Carabinieri.
En
la
Campaña
de
España
se
concedieron
9
medallas
de
plata
al
valor
militar,
33
medallas
de
bronce,
136
cruces al valor militar y hasta 32 ascensos al mérito de guerra.
Durante
el
bombardeo
republicano
de
Soncillo,
cerca
de
Santander,
en
agosto
de
1938,
una
patrulla
de
miltares
del
Arma,
integrada
por
los
Carabinieri
Bonifacino
Carlo
y
Proietti
Beniamino,
se
detuvo
en
la
plaza
tachonada
de
balas
para
sortear
el
movimiento
de
las
columnas
de
camiones.
cuando
de
repente
una
granada
explotó
frente
a
ellos:
Bonifacino
cayó
en
un
charco
de
sangre
con
la
cabeza
destrozada
por
una
astilla,
mientras
que
Proietti
resultó
gravemente
herido
en
una
pierna
y
murió
pocos
días
después
en
el
hospital. Su cuerpo yace ahora en el Memorial Militar Italiano en Zaragoza.
5
Algunos
murieron
en
accidentes
de
tráfico
en
servicio,
durante
innumerables
escoltas
realizadas
a
menudo
en
condiciones
de
conducción
imposibles.
Hay
que
recordar,
además
de
los
dos
militares
mencionados,
los
otros
7
Carabinieri
Reali
caídos
también
en
la
Campaña
Española:
Carabiniere
Grasselli
Giuseppe
que
murió
el
17
de
mayo
de
1937
en
Burgos
(Castilla
y
León)
a
causa
de
las
heridas
provocadas
en
un
accidente
de
coche
,
Carabiniere
Giallara
Salvatore,
muerto
en
Vitoria
(País
Vasco)
por
un
disparo
accidental
de
un
compañero,
Carabiniere
Silvestrini
Giuseppe,
muerto
el
6
de
agosto
de
1937
en
Quintanillas
(Cantabria)
tras
ser
atropellado
durante
una
escolta
por
un
camión
militar,
Carabiniereo
Briatore
Pietro
,
muerto
el
19
de
marzo
de
1938
en
Alcañiz
(Aragona)
por
heridas
de
metralla
de
granada,
Carabiniere
Simonazzi
Demos
muerto
en
Alcañiz
(Aragona)
el
14
de
abril
de
1938
al
ser
alcanzado
por
la
explosión
de
una
granada,
Carabiniere
Giannini
Vittorio
muerto
en
combate
en
Aldover
(
Cataluña),
Carabiniere
De
Felice
Donato,
que
murió en Granyena (Cataluña) el 28 de diciembre de 1938.
6
Incluso
en
el
frente,
los
Carabinieri
Reali
se
distinguieron
en
la
batalla,
encontrándose
a
menudo
junto
a
las
tropas
de
la
CTV
en
combate
y
descritas
en
acciones
militares
heroicas.
Se
hizo
un
gran
esfuerzo
en
la
gestión
de
los
prisioneros
de
guerra,
que,
como
en
el
caso
de
la
ocupación
de
Santander,
la
inesperada
rendición
masiva
de
25.000
soldados
republicanos
habría
causado
varios
problemas
graves
a
la
CTV
no
preparada
para
tal
eventualidad.
No
había
campos
de
concentración
y
el
agua
no
llegaba
por
el
sabotaje
de
las
cañerías.
Escaseaba
el
alimento
seco
para
alimentar
a
tanta
multitud
de
personas
y
aparecían
los
primeros
problemas
de
salud,
sobre
todo
en
los
heridos
que
no
habían
sido
tratados
adecuadamente.
Pero
gracias
a
una
pequeña
guarnición
formada
por
4
oficiales
y
una
treintena
de
Carabinieri,
todos
los
prisioneros
fueron
desarmados
y
clasificados
en
campamentos
temporales
confiados
a
la
supervisión
armada
de
la
milicia.
El
quinto
día
se
restauraron
las
tuberías
de
agua,
lo
que
permitió
servir
una
comida
caliente
a
todos
los
soldados
rendidos.
Inmediatamente
después
se
completó
un
pequeño
hospital
de
campaña
para
el
tratamiento
de
los
heridos
y
al
décimo
día
las
tropas
regulares
del
ejército
español
de
Franco
recibieron
el
milagro
organizativo
realizado
por
el
Arma
en
pocos días.
7
La
presencia
de
la
Benemerita
italiana
también
fue
importante
en
los
territorios
conquistados
por
las
tropas
italianas,
evitando
que
muchas
muertes
inútiles
ocurrieran
solo
por
venganza
o
represión
política;
aunque
entonces,
una
vez
entregadas
las
ciudades
al
ejército
nacionalista,
no
se
pudieron
evitar
tantas
masacres
injustificadas
y
fusilamientos
sumarios por parte de los tribunales militares de ocupación.
Al
finalizar
el
conflicto
con
la
rendición
de
Madrid
el
31
de
marzo
de
1939,
el
contingente
italiano
de
la
CTV
junto
con
los
soldados
de
los
Carabinieri
Reali
fueron
repatriados
desde
los
territorios
españoles.
Muchos
de
ellos
también
recibieron
condecoraciones
militares
del
Gobierno
de
la
Nueva
España,
pero
el
destino
cambia
su
rumbo
como
el
viento
y
los
italianos,
a
partir
de
1943,
relataron
sus
batallas
en
su
patria
como
"perdedores"
y
ya
no
como
vencedores,
como
se
autoproclamaba Franco gracias a la misma ayuda internacional de Italia y Alemania.
Aún
hoy,
a
pesar
de
que
España
ha
avanzado
y
es
un
país
democrático
de
la
Unión
Europea,
es
difícil
recordar
aquellos
hechos
desde
un
punto
de
vista
histórico,
mostrando
una
falsa
vergüenza
en
reconocer
la
verdad.
Cuánto
vale,
sobre
todo
para
las
generaciones
venideras,
no
reconocer
que
lamentablemente
todos
los
caídos
de
aquel
conflicto
fratricida
lucharon
ciegamente
por
su
propio
ideal
diferente,
pero
necesario
para
formar
una
misma
Patria.
Una
Patria
que,
roja,
blanca
o
negra,
ha
perdido
demasiados
hijos
a
los
que
hoy
debemos
una
conciencia
y
una
honestidad
capaces
de
garantizar
el
respeto
democrático
a
las
ideas
ajenas
y
en
las
reglas
de
la
justa
convivencia
de
los
pueblos.
80
años
después
de
aquel
conflicto
civil,
no
quedan
muchos
combatientes
con
vida
y
las
cruentas
experiencias
ya
no
son
narradas
por
los
testigos
de
aquellos
trágicos
momentos.
En
el
Santuario
Militar
Italiano
de
Zaragoza
donde
están
recogidos
y
enterrados
los
caídos
de
la
Guerra
de
España,
incluidos
los
del
bando
republicano,
antes
venía
mucha
gente
que
quería
recordar,
mientras
ahora
por
fin
aparece
gente
preguntando
por
saber,
por
saber
esa
verdad,
única
gran
“víctima”
de
aquella
Guerra
Civil.
Hoy
conocer
para
nosotros
significa
"no
olvidar",
o
más
bien
aceptar
que
en
la
diversidad
de ideas se puede y se debe encontrar la solución a cualquier conflicto.
Descansen en paz todos nuestros italianos caídos en la tierra de España, que ahora se encuentran
unidos y hermanos ante la presencia del Padre, Señor en los Cielos.
Articulo del Alfz. Pil. Carabinieri cpl (r) Giuseppe Coviello
Presidente de la Sección en el Extranjero de UNUCI en España
_________________________________________________
1
El
General
Giuseppe
Piéche
fue
el
primer
Comandante
General
de
los
Carabinieri
después
de
la
era
fascista.
Inmediatamente
después
del
anuncio
del
armisticio
del
8
de
septiembre
de
1943
y
la
proclamación
del
Reino
del
Sur,
el
gobierno
provisional
italiano
de
Badoglio
y
la
Familia
Real
desembarcaron
en
Brindisi
en
los
territorios
del
sur
libres
de
las
fuerzas
nazifascistas.
El
12
de
septiembre
se
creó
el
Mando
de
los
Carabinieri
Reali
del
Sur
de
Italia
bajo
las
órdenes
del
coronel
Romano
Dalla
Chiesa,
padre
del
general
Carlo
Alberto
della
Chiesa,
víctima
de
la
mafia
en
septiembre
de
1982.
Tras
la
llegada
de
los
aliados
a
Puglia,
fue
estableció
en
Bari
el
Comando
Reale
dell'Arma
dei
Carabinieri
de
la
Italia
Liberada,
mando
confiado
al
subcomandante
Giuseppe
Pièrche,
quien
se
convirtió
en
el
nuevo
Comandante
Generale
dell'Arma
dei
Carabinieri.
Suyo
fue
el
encargo
al
Coronel
Marco
Bianco
de
pronunciar
el
discurso
radiofónico
en
el
que
se
exhortaba
a
los
soldados
aún
en
los
territorios
ocupados
a
oponer
una
resistencia
activa
contra
las
tropas
alemanas,
sin
por
ello
exponer
a
la
población
civil
al
riesgo
de
sangrientas
y
tristemente
notorias
represalias
nazi-fascistas.
En
ese
período
oscuro,
muchos
Carabinieri
se
sacrificaron
al
martirio
patriótico,
como
V.Brig.
Salvo
d'Acquisto,
los
Carabinieri
de
Fiesole
Alberto La Rocca, Fulvio Sbarretti y Vittorio Marandola, sin olvidar los 12 Carabinieri abatidos en las Fosas Ardeatinas.
2 Javier Rodrigo, La Guerra fascista, Alianza Editorial,Madrid, 2016, pag.143-145
3 I Carabinieri Reali in Spagna, Generale G. Piéche, Rivista dei Carabinieri Reali” Nr. 4 lug-ago 1940
4
En
1844,
bajo
el
reinado
de
Isabel
II
de
España,
se
crea
el
Cuerpo
de
la
Guardia
Civil
al
que
contribuyen
los
altos
mandos
de
los
Carabinieri
Reali
enviados
desde
Turín.
En
la
redacción
de
la
"Cartilla de la Guardia Civil", verdadero código moral deontológico del Cuerpo Militar, se encuentran numerosas similitudes con el Reglamento General de Carabinieri redactado en 1822. .
5 I Carabinieri Reali in Spagna, Generale G. Piéche, Rivista dei Carabinieri Reali” Nr. 4 lug-ago 1940
6 Datos facilitados por el Museo Storico dell’Arma dei Carabinieri - Roma
7 Carabinieri Reali in Spagna, Generale G. Piéche, Rivista dei Carabinieri Reali” Nr. 4 lug-ago 1940
*
Las
fotos
de
la
6^
Sezione
CC
Reali,
del
Magg.
CC.
De
Biagio
en
Santander
y
de
la
Guardia
Civil
de
Logroño
con
dedica
al
Col.
G.
Piéche
han
sido
facilitados
amablemente
por
el
Museo
dell’Arma dei Carabinieri de Roma.