© 2019
Duque Andrea Bonito Pignatelli: el virtuoso e impetuoso Capitán General de Canarias llegado en 1741 procedente del Reino de Nápoles y apodado "hijo del Vesubio". No son pocas las personalidades italianas de cierta importancia que de alguna manera están unidas por un hilo conductor a la historia y desarrollo del archipiélago canario, entre ellas Lanzarotto Maloncello que fue el primero en colonizar Canarias (de él deriva el nombre de la isla de Lanzarote), Cristóbal Colón por sus épicos viajes a las Indias, sin olvidar a Leonardo Torriani por las prodigiosas obras de ingeniería militar ordenadas por el emperador Felipe II. La soberanía y el poder del Reino de España se expresó sobre estas tierras recién conquistadas a través del establecimiento de los diversos Adelantados, Cabildos, Regidores y Jueces de Audencia. Las continuas incursiones de corsarios y piratas ingleses, franceses y holandeses obligaron a los habitantes de las islas a concentrar los principales poderes militares y administrativos en manos de una sola persona, el Capitán General designado directamente por la corona española. En 1589 el General Luis De La Cueva Y Benavides fue el primero designado para ocupar este supremo cargo al establecer el palacio de la Capitanía General en la ciudad de Las Palmas, en la isla de Gran Canaria, donde permaneció durante más de medio siglo. En 1656, sin haber recibido licencia real para cambiar de cuartel general, el Capitán General Alonso Dávila decidió trasladarse a Tenerife. En 1661 será Jerónimo De Benavente el primer Capitán General en recibir realmente el permiso oficial para instalarse "en la isla que estime más conveniente", instalándose en el edificio conocido como Casa de Los Capitanes en San Cristóbal de La Laguna. En 1723 Lorenzo Fernández de Villavicencio, marqués de Vallehermoso, quiso trasladar su residencia y mando militar a Santa Cruz de Tenerife, donde hasta hoy permanecería la sede de la Capitanía General de Canarias. En este período la autoridad de los Capitanes Generales, normalmente elegidos entre la nobleza local, asumió un papel absoluto y despótico debido a la falta de división de los poderes administrativos y ejecutivos que quedaban en manos de un solo hombre que, por tanto, podía influir directamente en la vida cotidiana de los habitantes a través de impuestos y gravámenes sobre los bienes producidos y transportados o mediante la expedición de permisos para obras de utilidad pública. Esta situación obviamente generó cierto descontento entre la población que envió sus quejas a la corte real que decidió enviar un nuevo Capitán General en 1741, esta vez procedente de los dominios italianos del Reino de Nápoles. Gracias a la presencia de ilustres personalidades de su familia en la corona española, Andrea Bonito-Pignatelli, duque de Isola (Aversa/Caserta) y marqués de Bonito (Irpinia/Avellino), como Mariscal de Campo del ejército real español fue designado por el emperador Carlos III Capitán General de Canarias con la ambiciosa tarea de liberar al archipiélago de las incursiones de los corsarios y restablecer la autoridad de las instituciones públicas gestionadas con demasiada despreocupación por las familias notables que se asentaron en los territorios conquistados. En los cuatro años de su mandato don Andrea Bonito-Pignatelli se destacó no sólo por su vasta competencia y profesionalismo en el campo militar y administrativo, sino más aún por su carácter resolutivo e impetuoso con el que no dejó alternativa a sus decisiones. En 1788 el ilustre canónigo José Viera y Clavijo en su mayor obra literaria " Noticias de la historia general de las Islas de Canaria ", dedicó cuatro capítulos enteros en los que relataba las peripecias de este Capitán General venido de un pequeño pueblo del Reinado de Nápoles llamado Bonito, de donde su familia tomó proprio apellido. Su acción de mando fue elogiada por haber organizado las milicias locales y establecido una disciplina militar tal como para poder garantizar el control total sobre las aguas e islas del archipiélago infestado por continuas incursiones de corsarios y piratas. Transfirió la Real Aduana al puerto de Santa Cruz de Tenerife, visitó personalmente todas las islas resolviendo las viejas disputas surgidas entre los distintos Regidores locales y la administración central. En 1743 escaló el Teide hasta el cráter superior del volcán, algo nunca "atrevido" por sus predecesores. Ayudó a la población a superar las dificultades surgidas a causa de las graves epidemias de neumonía y la escasez de alimentos y medicinas provocada por la guerra en curso con la corona británica, también conocida como la " guerra de la oreja de Jenkins ". La especial devoción a la Madonna della Candelaria le impulsó a construir un muro protector del Santuario y una imponente empalizada de madera marina con grandes portales que transformaron la Catedral en una eficaz fortaleza. Desgraciadamente en 1789 una violenta tormenta destruyó gran parte de la fortificación, pero aún hoy se puede ver una inscripción en piedra como testimonio de la primera transformación. El personaje del duque Andrea Bonito Pignatelli fue calificado de " violento e impetuoso propio de un cacique que trata a las ciudades, a la nobleza y a la gente de circunstancias más relevantes con la misma incivilidad y desconfianza " por lo que se ganó el sobrenombre de " hijo del Vesubio ingeniosamente acuñado por Viera y Clavijo. La prudente distancia mostrada en las relaciones con los responsables de la Justicia y de las administraciones locales provocó numerosas denuncias dirigidas al juzgado y firmadas por representantes de las familias más importantes de Tenerife que denunciaban cómo don Andrea Bonito había vulnerado reiteradamente sus fueros y derechos. Don Alonso Fonseca, conocido Regidor de La Laguna y gran adversario del anterior Capitán General Marqués de Valhermoso, se convirtió en excelente víctima de la intransigencia de Don Andrea Bonito: Fonseca como alcalde de La Laguna se le presentó para tratar varios temas y durante unos disputas afirmó abiertamente que el Capitán General violó los privilegios de la Municipalidad. Bonito Pignatelli al oír la palabra "vulnerar", tomándola como pretexto para su ira, se descargó tan animadamente contra Fonseca, célebre por decenales y repetidos enfrentamientos contra el anterior y déspota general Vallehermoso, tanto que se retiró de la audiencia sin aliento y murió esa misma noche. El general Bonito, al enterarse de su muerte, exclamó: " Ahora Vallehermoso está vengado ". Como todos los poderosos de la época, ni siquiera Don Andrea Bonito desdeñaba las dádivas a cambio de favores que luego dejaba en manos de su esposa Doña Francisca Ignacia de la Vega, quien incluso prometía y aseguraba las investiduras locaesl de Coronel de las Milicias. A pesar de su extrañeza, trató de influir en los intereses del floreciente comercio con las Indias, pero don Domingo Miguel de la Guerra, juez de la Real Audiencia, se lo impidió no sin dificultad. En junio de 1744, en su quinto año de mando, Don Andrea Bonito Pignatelli fue ascendido a Inspector General de las Tropas Reales del Reino de Nápoles donde se trasladó con su esposa Dña. Francisca Ignacio de la Vega. En 1757, a la muerte del marqués, al no haber herederos naturales, el antiguo feudo de Bonito pasó al recaudador de Hacienda que lo reasignó a los Garofalos, otra familia noble napolitana, también extinguida en 1811. Posteriormente, el gobierno de los napoleonidas marcaron la abolición del feudalismo determinando el traspaso de las tierras a manos de nuevos propietarios. Hoy el Torrejon del edificio señorial de la familia Bonito-Pignatelli ha sido adquirido por el Ayuntamiento de Bonito que pretende restaurarlo para un utilizo futuro a favor de sus conciudadanos.
El retrato redescubierto y la afortunada relación entre el Ayuntamiento de Bonito (Italia) y el Santuario Mariano de la Candelaria de Tenerife. Bonito, un pequeño pueblo en la provincia de Avellino de aprox. 2500 habitantes, y Candelaria en Tenerife, han permanecido "hermanos" durante siglos, quizás sin saberlo, gracias a un retrato mariano del conocido pintor canario José Rodríguez de La Oliva (1695 - 1777), obra celosamente guardada y exhibida con gran devoción en la iglesia matriz del pueblo de Irpinia. Como se describe en la investigación histórica realizada por Don Carlo Graziano, un erudito sacerdote de Bonito que luego se mudó a la diócesis de Nueva York en 1970, El retrato fue entregado en 1742 por el señor feudal del lugar, Don Andrea Bonito Pignatelli Duque de Isola y Marqués de Bonito, nombrado por el emperador Carlos III en 1741 Capitán General de Canarias, o máxima autoridad militar y administrativa del archipiélago canario. El cuadro de la iglesia de Bonito retrata fielmente, casi como una fotografía, la imagen de madera de la Virgen de la Candelaria, patrona de Canarias, que se perdió irremediablemente en 1826 a causa de una terrible inundación que azotó Tenerife. De hecho, la estatua actual fue reproducida al año siguiente sin el apoyo de una copia o dibujo fiel al original. De hecho, la imagen que se conserva en Bonito fue pintada en 1742, cuando la estatua aún estaba intacta. Esta peculiaridad nos ofrece un motivo más para considerar única y de gran valor la pintura de la " Virgen de la Candelaria " de Bonito, consolidando, con razón, los antiguos lazos histórico-religiosos entre ambas localidades. El artista José Rodríguez de La Oliva, conocido como " El Moño " es considerado uno de los pintores y escultores españoles más representativos de la época barroca en Canarias. Su fama le vino por haber retratado al Emperador Carlos III, así como a Amaro Rodríguez- Felipe y Tejera Machado, el corsario de la isla conocido popularmente como Amaro Pargo , y a Sor María de Jesús (llamada " la Siervita "), esta última imagen tomada durante la milagrosa exhumación ordenada por el mismisimo corsario Amaro Pargo y que tuvo lugar tres años después de la muerte de la monja cuyo cuerpo fue encontrado intacto e incorrupto por el tiempo. La búsqueda de correlaciones entre la pintura religiosa conservada en la parroquia de Bonito y la presencia del noble Bonito-Pignatelli al mando de la Capitanía General de Canarias ha permitido un descubrimiento inesperado sobre el legado del pintor Rodríguez de La Oliva, en aquella época muy en demanda por parte de los exponentes de las familias notables. En la práctica, dos retratos de Capitanes Generales realizados en el mismo periodo por "El Moño" parecen haber sido traspasados ​​por derechos de herencia de la familia Ossuna y van der Heede a la colección particular de Don Emilio Gutiérrez de Salamanca Salazar de Frías, alcalde de La Laguna en los tristes años de la Guerra Civil Española. De una citación del profesor Mateo Alonso del Castillo y Pérez (1847-1931) parece que las mismas pinturas que retrataron a los Excmi. Marqués de Valhermoso y Don Andrés Bonito Pignatelli, Comendadores Generales de estas Islas “en 1892 se expusieron en la exposición de antigüedades celebrada en la sala capitular de la Catedral de Santa Cruz de Tenerife. Averiguada la existencia de un retrato de don Andrea Bonito Pignatelli, sólo restaba comprobar si el cuadro en cuestión, del que se perdieron rastros durante un siglo y medio, se había extraviado o cedido a otros compradores. Casualmente, en otoño de 2018, la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de La Laguna y la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes organizaron una exposición titulada: Vecinos de la ciudad. Retratos en San Cristóbal de La Laguna (siglos XVI-XIX) y uno de los dos cuadros de Rodríguez de La Oliva, aquel del Capitán General y Marqués de Vallehermoso, aparecieron en el catálogo online. Finalmente tuvimos un rastro confiable desde el cual continuar la búsqueda del segundo retrato desaparecido, que probablemente podría ser adquirido junto con el primero. Así, la Sección de UNUCI España pudo ponerse en contacto con el organizador de la exposición de La Laguna y se siguieron las indicaciones que fueron facilitadas paulatinamente por los distintos organismos interesados. En el febrero de 2022 se recibió la confirmación oficial por parte del Conservatorio del Museo de Historia y Antropología ( Casa Lercaro) de La Laguna que de sus inventarios resultaba un cuadro Andrés Bonito Pignatelli. Duque de Bonito, Comandante General de Canarias - Pintado en 1741 por José Rodríguez de la Oliva apartado en sus depósitos. De hecho, de su archivo surgía que el MHA compró el cuadro en el 2005 a Ana Gutiérrez de Salamanca Ossuna, hija del ya mencionado Emilio Gutiérrez de Salamanca Salazar de Frías, quien coleccionó numerosas obras de arte y manuscritos de una vasta y rica colección privada heredada por su esposa Guillermina Ossuna Ascanio. Luego de haber solicitado y obtenido los permisos necesarios, la Dirección del Museo de Historia y Antropología autorizó la recuperación de los depósitos del museo y la exposición temporal del cuadro en cuestión que, con orgullo y satisfacción, fue presentado oficialmente el 19 de abril de 2022 al presidente de la Sección española de UNUCI (Unión Nacional de Oficiales Retirados de Italia) Alfz. Carabinieri. (ris) Giuseppe Coviello, impulsor de la investigación histórica. La pequeña delegación de la UNUCI, recibida por la Subdirectora Dra. Carmen Dolores Chinea Brito y el Curador del Museo Dr. Jesús Roberto Duque Arimany, realizó "in situ" un informe fotográfico de la pintura antes de ser devuelta al Depósito del Museo para su debida protección y conservación, sin las cuales no hubiera sido posible admirar hoy esta obra de arte del siglo XVIII y testimonio del estrecho vínculo histórico y social entre Italia y el Reino de España. El cuadro, que mide 60x90 cm, se presenta en buen estado y se encuentra enmarcado en el marco dorado original. El retrato del Capitán General Don Andrea Bonito Pignatelli es muy detallado y muestra la cabeza bien modelada y el rostro de tez oscura. La chaqueta presenta hermosos tonos rojos mientras que los blancos se vuelven azules debido al envejecimiento de los colores. Don Andrea sostiene el bastón de mando con la mano izquierda y su rostro tiene una expresión bonachona y a pesar de esta impresión podemos leer en la cartela de la parte superior izquierda: “(trad.) Don Bonito Pignateli de la Casa de los Duques de Ysola, Mariscal de Campo de los Ejércitos Reales y Comandante General de estas Yslas. Llegó al Puerto de Santa Cruz el 17 de febrero de 1741. Mostró dotes militares. En su época estas Milicias comenzaron a utilizar uniformes. Visitó las Yslas; Subió al TeYde: Fue violento, impetuoso y libre. Mató con palabras a Don Alonso de Fonseca . Pretendió mezclarse en el Tribunal de Yndias, y le resistió Don Domingo de la Guerra. En junio de 1744 llegó a Sucederle Don Josef Masones de Lima. Volvió a Nápoles su Patria donde fue duque de Bonito. Retrato de D. Josef Rodríguez de la Oliba ”. Rodríguez de La Oliva poseía un sentido de la realidad muy fuerte que plasmaba con extrema precisión. El historiador Lope Antonio de la Guerra (1738-1824) cuenta que Dña. Francisca de la Vega, esposa del General Bonito Pignatelli, fue retratada por Rodríguez de La Oliva, pero la dama no quedó satisfecha con el cuadro ya que el artista no embelleció el rostro de la dama, al contrario la retrató fielmente del original que, debido a la verdad, ella no debería haber sido una beneficiaria de la belleza que la naturaleza podía ofrecer. La dama, viéndose pintada sin encanto femenino, dijo con cierta indignación: " Don José Rodríguez de la Oliva no tiene rivales para retratar hombres, pero no tiene gracia para pintar mujeres "... Dña. Francisca de la Vega y ese cuadro se perdió irremisiblemente, si no destruido por las mismas manos de la dama tan fielmente reproducida en el lienzo! Por sus valiosas colaboraciones, se agradece al Museo Historia y Antropología de La Laguna, al Museo Histórico Militar de Canarias de S/C de Tenerife, a la Capitanía General de Canarias de S/C de Tenerife, a la Curia Episcopal- Ufficio Beni Ecclesiastici de Ariano Irpino (Avellino - Italia) y a Don Aldo de la Parroquia de Bonito (Avellino - Italia). Uso de las fotografías del retrato de D. Andrea Bonito Pignatelli amablemente autorizado por el MHA CASA LERCARO- ORGANISMO AUTÓNOMO DE MUSEOS Y CENTROS DEL EXCMO. CABILDO DE TENERIFE – que mantiene reservados todos los derechos de imagen. Articulo del Alfz. Pil. Carabinieri cpl (r) Giuseppe Coviello Presidente de la Sección en el Extranjero de UNUCI en España
© 2019
Duque Andrea Bonito Pignatelli: el virtuoso e impetuoso Capitán General de Canarias llegado en 1741 procedente del Reino de Nápoles y apodado "hijo del Vesubio". No son pocas las personalidades italianas de cierta importancia que de alguna manera están unidas por un hilo conductor a la historia y desarrollo del archipiélago canario, entre ellas Lanzarotto Maloncello que fue el primero en colonizar Canarias (de él deriva el nombre de la isla de Lanzarote), Cristóbal Colón por sus épicos viajes a las Indias, sin olvidar a Leonardo Torriani por las prodigiosas obras de ingeniería militar ordenadas por el emperador Felipe II. La soberanía y el poder del Reino de España se expresó sobre estas tierras recién conquistadas a través del establecimiento de los diversos Adelantados, Cabildos, Regidores y Jueces de Audencia. Las continuas incursiones de corsarios y piratas ingleses, franceses y holandeses obligaron a los habitantes de las islas a concentrar los principales poderes militares y administrativos en manos de una sola persona, el Capitán General designado directamente por la corona española. En 1589 el General Luis De La Cueva Y Benavides fue el primero designado para ocupar este supremo cargo al establecer el palacio de la Capitanía General en la ciudad de Las Palmas, en la isla de Gran Canaria, donde permaneció durante más de medio siglo. En 1656, sin haber recibido licencia real para cambiar de cuartel general, el Capitán General Alonso Dávila decidió trasladarse a Tenerife. En 1661 será Jerónimo De Benavente el primer Capitán General en recibir realmente el permiso oficial para instalarse "en la isla que estime más conveniente", instalándose en el edificio conocido como Casa de Los Capitanes en San Cristóbal de La Laguna. En 1723 Lorenzo Fernández de Villavicencio, marqués de Vallehermoso, quiso trasladar su residencia y mando militar a Santa Cruz de Tenerife, donde hasta hoy permanecería la sede de la Capitanía General de Canarias. En este período la autoridad de los Capitanes Generales, normalmente elegidos entre la nobleza local, asumió un papel absoluto y despótico debido a la falta de división de los poderes administrativos y ejecutivos que quedaban en manos de un solo hombre que, por tanto, podía influir directamente en la vida cotidiana de los habitantes a través de impuestos y gravámenes sobre los bienes producidos y transportados o mediante la expedición de permisos para obras de utilidad pública. Esta situación obviamente generó cierto descontento entre la población que envió sus quejas a la corte real que decidió enviar un nuevo Capitán General en 1741, esta vez procedente de los dominios italianos del Reino de Nápoles. Gracias a la presencia de ilustres personalidades de su familia en la corona española, Andrea Bonito-Pignatelli, duque de Isola (Aversa/Caserta) y marqués de Bonito (Irpinia/Avellino), como Mariscal de Campo del ejército real español fue designado por el emperador Carlos III Capitán General de Canarias con la ambiciosa tarea de liberar al archipiélago de las incursiones de los corsarios y restablecer la autoridad de las instituciones públicas gestionadas con demasiada d e s p r e o c u p a c i ó n por las familias notables que se asentaron en los t e r r i t o r i o s conquistados. En los cuatro años de su mandato don Andrea B o n i t o - P i g n a t e l l i se destacó no sólo por su vasta competencia y p r o f e s i o n a l i s m o en el campo militar y administrativo, sino más aún por su carácter resolutivo e impetuoso con el que no dejó alternativa a sus decisiones. En 1788 el ilustre canónigo José Viera y Clavijo en su mayor obra literaria " Noticias de la historia general de las Islas de Canaria ", dedicó cuatro capítulos enteros en los que relataba las peripecias de este Capitán General venido de un pequeño pueblo del Reinado de Nápoles llamado Bonito, de donde su familia tomó proprio apellido. Su acción de mando fue elogiada por haber organizado las milicias locales y establecido una disciplina militar tal como para poder garantizar el control total sobre las aguas e islas del archipiélago infestado por continuas incursiones de corsarios y piratas. Transfirió la Real Aduana al puerto de Santa Cruz de Tenerife, visitó personalmente todas las islas resolviendo las viejas disputas surgidas entre los distintos Regidores locales y la administración central. En 1743 escaló el Teide hasta el cráter superior del volcán, algo nunca "atrevido" por sus predecesores. Ayudó a la población a superar las dificultades surgidas a causa de las graves epidemias de neumonía y la escasez de alimentos y medicinas provocada por la guerra en curso con la corona británica, también conocida como la " guerra de la oreja de Jenkins ". La especial devoción a la Madonna della Candelaria le impulsó a construir un muro protector del Santuario y una imponente empalizada de madera marina con grandes portales que transformaron la Catedral en una eficaz fortaleza. Desgraciadamente en 1789 una violenta tormenta destruyó gran parte de la fortificación, pero aún hoy se puede ver una inscripción en piedra como testimonio de la primera transformación. El personaje del duque Andrea Bonito Pignatelli fue calificado de " violento e impetuoso propio de un cacique que trata a las ciudades, a la nobleza y a la gente de circunstancias más relevantes con la misma incivilidad y desconfianza " por lo que se ganó el sobrenombre de " hijo del Vesubio ingeniosamente acuñado por Viera y Clavijo. La prudente distancia mostrada en las relaciones con los responsables de la Justicia y de las administraciones locales provocó numerosas denuncias dirigidas al juzgado y firmadas por representantes de las familias más importantes de Tenerife que denunciaban cómo don Andrea Bonito había vulnerado reiteradamente sus fueros y derechos. Don Alonso Fonseca, conocido Regidor de La Laguna y gran adversario del anterior Capitán General Marqués de Valhermoso, se convirtió en excelente víctima de la intransigencia de Don Andrea Bonito: Fonseca como alcalde de La Laguna se le presentó para tratar varios temas y durante unos disputas afirmó abiertamente que el Capitán General violó los privilegios de la Municipalidad. Bonito Pignatelli al oír la palabra "vulnerar", tomándola como pretexto para su ira, se descargó tan animadamente contra Fonseca, célebre por decenales y repetidos enfrentamientos contra el anterior y déspota general Vallehermoso, tanto que se retiró de la audiencia sin aliento y murió esa misma noche. El general Bonito, al enterarse de su muerte, exclamó: " Ahora Vallehermoso está vengado ". Como todos los poderosos de la época, ni siquiera Don Andrea Bonito desdeñaba las dádivas a cambio de favores que luego dejaba en manos de su esposa Doña Francisca Ignacia de la Vega, quien incluso prometía y aseguraba las investiduras locaesl de Coronel de las Milicias. A pesar de su extrañeza, trató de influir en los intereses del floreciente comercio con las Indias, pero don Domingo Miguel de la Guerra, juez de la Real Audiencia, se lo impidió no sin dificultad. En junio de 1744, en su quinto año de mando, Don Andrea Bonito Pignatelli fue ascendido a Inspector General de las Tropas Reales del Reino de Nápoles donde se trasladó con su esposa Dña. Francisca Ignacio de la Vega. En 1757, a la muerte del marqués, al no haber herederos naturales, el antiguo feudo de Bonito pasó al recaudador de Hacienda que lo reasignó a los Garofalos, otra familia noble napolitana, también extinguida en 1811. Posteriormente, el gobierno de los napoleonidas marcaron la abolición del feudalismo determinando el traspaso de las tierras a manos de nuevos propietarios. Hoy el Torrejon del edificio señorial de la familia Bonito- Pignatelli ha sido adquirido por el Ayuntamiento de Bonito que pretende restaurarlo para un utilizo futuro a favor de sus conciudadanos.
El retrato redescubierto y la afortunada relación entre el Ayuntamiento de Bonito (Italia) y el Santuario Mariano de la Candelaria de Tenerife. Bonito, un pequeño pueblo en la provincia de Avellino de aprox. 2500 habitantes, y Candelaria en Tenerife, han permanecido "hermanos" durante siglos, quizás sin saberlo, gracias a un retrato mariano del conocido pintor canario José Rodríguez de La Oliva (1695 - 1777), obra celosamente guardada y exhibida con gran devoción en la iglesia matriz del pueblo de Irpinia. Como se describe en la investigación histórica realizada por Don Carlo Graziano, un erudito sacerdote de Bonito que luego se mudó a la diócesis de Nueva York en 1970, El retrato fue entregado en 1742 por el señor feudal del lugar, Don Andrea Bonito Pignatelli Duque de Isola y Marqués de Bonito, nombrado por el emperador Carlos III en 1741 Capitán General de Canarias, o máxima autoridad militar y administrativa del archipiélago canario. El cuadro de la iglesia de Bonito retrata fielmente, casi como una fotografía, la imagen de madera de la Virgen de la Candelaria, patrona de Canarias, que se perdió irremediablemente en 1826 a causa de una terrible inundación que azotó Tenerife. De hecho, la estatua actual fue reproducida al año siguiente sin el apoyo de una copia o dibujo fiel al original. De hecho, la imagen que se conserva en Bonito fue pintada en 1742, cuando la estatua aún estaba intacta. Esta peculiaridad nos ofrece un motivo más para considerar única y de gran valor la pintura de la " Virgen de la Candelaria " de Bonito, consolidando, con razón, los antiguos lazos histórico-religiosos entre ambas localidades. El artista José Rodríguez de La Oliva, conocido como " El Moño " es considerado uno de los pintores y escultores españoles más representativos de la época barroca en Canarias. Su fama le vino por haber retratado al Emperador Carlos III, así como a Amaro Rodríguez-Felipe y Tejera Machado, el corsario de la isla conocido popularmente como Amaro Pargo , y a Sor María de Jesús (llamada " la Siervita "), esta última imagen tomada durante la milagrosa exhumación ordenada por el mismisimo corsario Amaro Pargo y que tuvo lugar tres años después de la muerte de la monja cuyo cuerpo fue encontrado intacto e incorrupto por el tiempo. La búsqueda de correlaciones entre la pintura religiosa conservada en la parroquia de Bonito y la presencia del noble Bonito-Pignatelli al mando de la Capitanía General de Canarias ha permitido un descubrimiento inesperado sobre el legado del pintor Rodríguez de La Oliva, en aquella época muy en demanda por parte de los exponentes de las familias notables. En la práctica, dos retratos de Capitanes Generales realizados en el mismo periodo por "El Moño" parecen haber sido traspasados ​​por derechos de herencia de la familia Ossuna y van der Heede a la colección particular de Don Emilio Gutiérrez de Salamanca Salazar de Frías, alcalde de La Laguna en los tristes años de la Guerra Civil Española. De una citación del profesor Mateo Alonso del Castillo y Pérez (1847-1931) parece que las mismas pinturas que retrataron a los Excmi. Marqués de Valhermoso y Don Andrés Bonito Pignatelli, Comendadores Generales de estas Islas “en 1892 se expusieron en la exposición de antigüedades celebrada en la sala capitular de la Catedral de Santa Cruz de Tenerife. Averiguada la existencia de un retrato de don Andrea Bonito Pignatelli, sólo restaba comprobar si el cuadro en cuestión, del que se perdieron rastros durante un siglo y medio, se había extraviado o cedido a otros compradores. Casualmente, en otoño de 2018, la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de La Laguna y la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes organizaron una exposición titulada: Vecinos de la ciudad. Retratos en San Cristóbal de La Laguna (siglos XVI-XIX) y uno de los dos cuadros de Rodríguez de La Oliva, aquel del Capitán General y Marqués de Vallehermoso, aparecieron en el catálogo online. Finalmente tuvimos un rastro confiable desde el cual continuar la búsqueda del segundo retrato desaparecido, que probablemente podría ser adquirido junto con el primero. Así, la Sección de UNUCI España pudo ponerse en contacto con el organizador de la exposición de La Laguna y se siguieron las indicaciones que fueron facilitadas paulatinamente por los distintos organismos interesados. En el febrero de 2022 se recibió la confirmación oficial por parte del Conservatorio del Museo de Historia y Antropología ( Casa Lercaro) de La Laguna que de sus inventarios resultaba un cuadro Andrés Bonito Pignatelli. Duque de Bonito, Comandante General de Canarias - Pintado en 1741 por José Rodríguez de la Oliva apartado en sus depósitos. De hecho, de su archivo surgía que el MHA compró el cuadro en el 2005 a Ana Gutiérrez de Salamanca Ossuna, hija del ya mencionado Emilio Gutiérrez de Salamanca Salazar de Frías, quien coleccionó numerosas obras de arte y manuscritos de una vasta y rica colección privada heredada por su esposa Guillermina Ossuna Ascanio. Luego de haber solicitado y obtenido los permisos necesarios, la Dirección del Museo de Historia y Antropología autorizó la recuperación de los depósitos del museo y la exposición temporal del cuadro en cuestión que, con orgullo y satisfacción, fue presentado oficialmente el 19 de abril de 2022 al presidente de la Sección española de UNUCI (Unión Nacional de Oficiales Retirados de Italia) Alfz. Carabinieri. (ris) Giuseppe Coviello, impulsor de la investigación histórica. La pequeña delegación de la UNUCI, recibida por la Subdirectora Dra. Carmen Dolores Chinea Brito y el Curador del Museo Dr. Jesús Roberto Duque Arimany, realizó "in situ" un informe fotográfico de la pintura antes de ser devuelta al Depósito del Museo para su debida protección y conservación, sin las cuales no hubiera sido posible admirar hoy esta obra de arte del siglo XVIII y testimonio del estrecho vínculo histórico y social entre Italia y el Reino de España. El cuadro, que mide 60x90 cm, se presenta en buen estado y se encuentra enmarcado en el marco dorado original. El retrato del Capitán General Don Andrea Bonito Pignatelli es muy detallado y muestra la cabeza bien modelada y el rostro de tez oscura. La chaqueta presenta hermosos tonos rojos mientras que los blancos se vuelven azules debido al envejecimiento de los colores. Don Andrea sostiene el bastón de mando con la mano izquierda y su rostro tiene una expresión bonachona y a pesar de esta impresión podemos leer en la cartela de la parte superior izquierda: “(trad.) Don Bonito Pignateli de la Casa de los Duques de Ysola, Mariscal de Campo de los Ejércitos Reales y Comandante General de estas Yslas. Llegó al Puerto de Santa Cruz el 17 de febrero de 1741. Mostró dotes militares. En su época estas Milicias comenzaron a utilizar uniformes. Visitó las Yslas; Subió al TeYde: Fue violento, impetuoso y libre. Mató con palabras a Don Alonso de Fonseca . Pretendió mezclarse en el Tribunal de Yndias, y le resistió Don Domingo de la Guerra. En junio de 1744 llegó a Sucederle Don Josef Masones de Lima. Volvió a Nápoles su Patria donde fue duque de Bonito. Retrato de D. Josef Rodríguez de la Oliba ”. Rodríguez de La Oliva poseía un sentido de la realidad muy fuerte que plasmaba con extrema precisión. El historiador Lope Antonio de la Guerra (1738-1824) cuenta que Dña. Francisca de la Vega, esposa del General Bonito Pignatelli, fue retratada por Rodríguez de La Oliva, pero la dama no quedó satisfecha con el cuadro ya que el artista no embelleció el rostro de la dama, al contrario la retrató fielmente del original que, debido a la verdad, ella no debería haber sido una beneficiaria de la belleza que la naturaleza podía ofrecer. La dama, viéndose pintada sin encanto femenino, dijo con cierta indignación: " Don José Rodríguez de la Oliva no tiene rivales para retratar hombres, pero no tiene gracia para pintar mujeres "... Dña. Francisca de la Vega y ese cuadro se perdió irremisiblemente, si no destruido por las mismas manos de la dama tan fielmente reproducida en el lienzo! Por sus valiosas colaboraciones, se agradece al Museo Historia y Antropología de La Laguna, al Museo Histórico Militar de Canarias de S/C de Tenerife, a la Capitanía General de Canarias de S/C de Tenerife, a la Curia Episcopal- Ufficio Beni Ecclesiastici de Ariano Irpino (Avellino - Italia) y a Don Aldo de la Parroquia de Bonito (Avellino - Italia). Uso de las fotografías del retrato de D. Andrea Bonito Pignatelli amablemente autorizado por el MHA CASA LERCARO- ORGANISMO AUTÓNOMO DE MUSEOS Y CENTROS DEL EXCMO. CABILDO DE TENERIFE – que mantiene reservados todos los derechos de imagen. Articulo del Alfz. Pil. Carabinieri cpl (r) Giuseppe Coviello Presidente de la Sección en el Extranjero de UNUCI en España

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